domingo, 6 de marzo de 2011

SIN TETAS NO HAY PARAISO


La historia entonces es la que muchos ya conocen, la de una jovencita que aspira a operarse sus senos para poder participar de los negocios de sus amigas y así adquirir todas las cosas materiales que desea a un costo que más adelante pagará muy alto.

Esto no difiere de muchas situaciones derivadas de las complejidades humanas en cuanto al afán de anhelar lo del otro y, ante esto, el primer ejemplo que se viene a mi mente es el de algunas sociedades como la estadounidense, en donde se vive en contínua competencia con los vecinos por tener, alcanzar y superar lo que tiene el de al lado. Aquí la diferencia radical es la forma, y es que mientras que los estadounidenses se “matan” (aquí recordarán algunos la famosa carrera de ratas descrita entre otros por Robert Kiyosaki) consiguiendo dos y hasta tres trabajos por obtener todo lo material, acá y como ya ocurre en México, tristemente alcanzado por el narcotráfico, la opción es sacar provecho de las facilidades del dinero ilícito para así obtener lo que se quiere.

¿Cuál es mejor? Sin duda ninguna, la una por manejar una doble moral y la otra por ilegal y baja. Pero mal que bien ambas son reflejo o consecuencia directa de un absorvente capitalismo que hace perder la esencia del ser humano y que en este caso particular, no sería otra cosa que el hecho de poder vivir bien, con tranquilidad y con lo que se pueda lograr paso a paso sin tener que llegar al punto de regalarse para conseguirlo.

COPIA DEL ORIGINAL

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